Tras una semana de intenso debate, se instauró un nuevo sistema público de salud en el recién fundado país de Israel; sin embargo, esta reforma de salud falló rotundamente debido a que han muerto 100 niños durante la nueva diáspora que sucedió en el territorio israelí.
Minutos después de brindada esta información, entró una ciudadana israelí mostrando su indignación ante la quema de una bandera israelí en la plaza mayor. Dicha ciudadana afirmó que uno de los miembros del gabinete israelí había perpetrado dicho atentado e instó a que se tomen cartas en el asunto para hallar al culpable.
El presidente Harry S. Truman mostró su preocupación con respecto a la muerte de los niños e instó al gabinete ministerial israelí y en especial al ministro de salud a tomar mejores decisiones con respecto a la reforma de salud y control de migraciones. Asimismo, dicho presidente afirmó que suspenderá las negociaciones y relaciones diplomáticas con Israel hasta que pueda mejorar su situación bélica y migratoria.
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